MUJERES DEL VALLE DE HUAURA MANTIENEN VIVA LA TRADICIÓN MILENARIA DE LA CESTERÍA
En el valle de Huaura se practica la cestería desde hace al menos 4,000 años. Prueba de ello son los restos de piezas hechas de fibra seca de junco o totora hallados en los sitios arqueológicos de la cultura Caral.
Sin embargo, cuando empezaron las
medidas de control sanitario por el covid 19, esta práctica milenaria se vio
afectada. A dos años y medio de la cuarentena, las personas dedicadas al
quehacer intentan retomar el ritmo previo a la pandemia.
Por ejemplo, en Végueta más de la
mitad de las afiliadas a la Asociacion de Mujeres Artesanas de Medio Mundo han
vuelto a esta labor.
Yolanda Osorio, presidenta de
este colectivo afincado en Végueta, explicó a la Agencia de Noticias Andina que
la cestería es un arte que se transmite de generación en generación.
RUTINA
Contó que lo efectúan por lo
general las mujeres tras preparar el almuerzo. La materia prima, las fibras de
junco, la recolectan los varones en la albufera de Medio Mundo.
Asimismo, refirió que hay varias
técnicas que aprender para hacer los diferentes productos que ofrecen.
“Son diferentes tipos de puntos,
pero el principal es el punto básico”, relató la vocera.
Ellas pueden confeccionar desde
un monedero hasta complejos muebles, pasando por canastas, lámparas y paneras.
TRADICIÓN
La Asociacion de Mujeres
Artesanas de Medio Mundo es una de las seis agrupaciones que existen en el
valle de Huaura.
Esta actividad incluye también a
los valles de Huaral y Barranca. En el año 2015 se declaró esta práctica del
norte de Lima como patrimonio cultural inmaterial de la Nación.
La materia prima, la totora y el
junco, crecen de forma silvestre en varios humedales de la zona.
Durante buen tiempo fue
tradicional que las canastas y demás objetos hechos de cestería usados en la
capital del Perú provengan del llamado Norte Chico. (Andina)
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