YAUYOS: SE CONSTRUYE RESISTENCIA ANTE MINERÍA DE ORO EN NEVADO DE LIMA
Las comunidades campesinas de los andes de Lima se organizan ante la aprobación de minería aurífera en el nevado Llongote, donde nace el río Yauyos-Cañete.
Esta cuenca recorre dos
provincias agrícolas de la capital del Perú, Cañete (a 100 kilómetros al sur de
Lima metropolitana) y Yauyos (a 220 kilómetros al suroeste de Lima
metropolitana).
Yauyos se localiza en la sierra
limeña, en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes. En sus
alturas se encuentra la reserva paisajística Nor Yauyos Cochas, apreciada por
la belleza de sus lagunas. Las poblaciones temen que este ecosistema sea
contaminado.
En Catahuasi, distrito de la
provincia Yauyos, este domingo 19 de enero representantes de algunas de las 60
comunidades campesinas provinciales discutieron la creación de un frente de
defensa que se posicione contra la explotación de oro en el nevado Llongote,
ubicado a 13 kilómetros del centro de Yauyos.
Nobel Rodríguez Parra, presidente
de la comunidad campesina Huangáscar, durante asamblea de comunidades el 19 de
enero, en Catahuasi
Las autoridades comunales
coinciden en proteger la cabecera de cuenca y la vida de sus valles, donde se
cultivan variedades de frutas que se distribuyen en la capital. La ganadería
ovina y de camélidos -en las pampas más altas- es la otra actividad económica
vital en la provincia. En su parte baja, el caudal riega el territorio de
Cañete, provincia de alta producción de frutas para la agroexportación.
“Hemos decidido activar nuestras
rondas campesinas, no dejaremos que pase la minería, que ingresen a nuestras
tierras, no vamos a dejar que se posesionen. Sabemos que las empresas mineras
van a atacar, intentarán dividirnos, comprarnos, atacarnos, estamos preparados
para defender el agua con nuestra vida”, expresó el presidente de la comunidad
campesina Huangáscar, Nobel Rodríguez Parra.
COMUNIDADES CAMPESINAS EN
ABANDONO
Un mensaje repetido por los
comuneros es el olvido por parte del gobierno central, la falta de
infraestructura y servicios básicos en comparación con otras provincias de Lima
y localidades del país.
En Yauyos hay más de 60
comunidades campesinas en cuyos orígenes convergen culturas ancestrales
andinas, como la kauki, aimara y quechua.
“¿Cómo en una cabecera de cuenca
se va a permitir una concesión minera? Las comunidades campesinas de Yauyos,
como las de toda Lima, se encuentran abandonadas. Para solucionar los problemas
ambientales debemos empezar por solucionar la situación de las comunidades”,
señala el economista Juan Romero, dirigente de la provincia de la sierra
limeña.
El nevado de Llongote se ubica en
el área de la comunidad Santo Domingo. En la Ley de Comunidades Campesinas se
establece como prioridad que el Estado reconozca un área de extensión a las
poblaciones campesinas ancestrales. Sin embargo, en Yauyos no están registradas
formalmente sus tierras comunitarias ni sus juntas directivas.
A su vez, el concejo de cuenca
del río Yauyos-Cañete no está en funcionamiento, advierten desde las
comunidades yauyinas. De acuerdo a la Ley de Recursos Hídricos, las operaciones
mineras que autoriza la Autoridad Nacional del Agua (ANA) deben contar con el
visto bueno de estos organismos, conformados por instituciones, grupos técnicos
y la sociedad civil.
“Las comunidades campesinas son
las llamadas a prevalecer la identidad ancestral que tienen los pueblos
milenarios”, añade Romero. En comunidades de Yauyos aún se conservan dos
lenguas originarias que se resisten a desaparecer: el jaqaru, hablado por menos
de 500 personas; y el kauki, hablado por alrededor de 150 personas, según la
Base de Datos de Pueblos Originarios del Ministerio de Cultura.
EXTRACTIVISMO EN LA PROVINCIA
El 25% del territorio de Yauyos
había sido concesionado a mineras hasta el año 2016, de acuerdo a un reporte de
Cooperacción.
En la asamblea de las comunidades
campesinas, el relato recurrente en torno al avance de la minería apunta a la
corrupción de autoridades de las instituciones públicas; al convencimiento de
poblaciones campesinas a cambio de favores, como obras e infraestructura; y al
soborno de comuneros en forma de bienes y dinero.
Cuando representantes del
proyecto Gloria, en diciembre pasado, intentaron convencer a la población de
que apruebe la licencia social para la exploración de oro en las montañas, se
realizó la primera protesta contra la actividad minera, autorizada en 2020 por
el Gobierno Regional de Lima.
La Dirección Regional de Energía
y Minas, mediante la resolución 53-2020, otorgó a la empresa nacional Los
Chunchos S.A.C. la concesión de más de 130 hectáreas en las alturas de la
cadena montañosa. Todavía no está autorizada la fase de exploración y tampoco
se ha realizado aún la licencia ambiental.
La compañía, considerada de
fondos pequeños y medianos, ya cuenta con otras dos operaciones mineras en 1890
hectáreas de la provincia, para las que el Ministerio de Energía autorizó en
2011 actividades de explotación subterránea. Se teme que una posible extracción
de oro en el nevado atraiga a grandes capitales mineros y se derive en un
desastre ambiental.
La posición de algunos comuneros
ante la gran minería es favorable “si es responsable”. Para el caso del nevado
Llongote, es unánime la postura de no aprobar la licencia social, que no es una
figura legal, pero resulta determinante para la ejecución de proyectos mineros.
En la práctica funciona como el permiso de las comunidades, garantiza que no
habrá conflictos sociales.
Al respecto, autoridades
municipales respaldan a las comunidades campesinas de su jurisdicción. La
Municipalidad de Viñac, donde el Gobierno Regional de Lima ha concesionado 900
hectáreas para la extracción de minerales, se manifestó en contra del proyecto
Gloria y pidió a la población no otorgar la licencia social.
A los yauyinos les genera más
desconfianza que la concesión se haya aprobado en los primeros meses de la
pandemia por coronavirus y la celeridad en la construcción de una carretera en
la zona. Actualmente, la empresa ya trasladó maquinaria pesada a la zona
En este encuentro se acordó debatir la conformación de frentes de defensa zonales en una próxima reunión, debido a falta de representatividad. Las distancias entre los pueblos yauyinos complican la organización provincial.
“Lo importante aquí es que este
frente de defensa sea conformado por las personas adecuadas, tienen que ser
autoridades comunales comprometidas con la defensa de sus pueblos, que no se
dejen comprar por las mineras”, resalta Antonio Lázaro, presidente del Comité
de Gestión de la Carretera Qhapac Ñan, integrado por dirigentes de las regiones
Lima, Junín y Huancavelica. (Avispa Midia/ Javier Bedía Prado)
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