HUAROCHIRÍ: SAN MATEO DE HUANCHOR SE ALISTA PARA FESTEJAR A CRUCES DE MATAKAKA Y DOS DE MAYO
* Distrito sigue tradiciones de los
antepasados y celebra a otros sagrados maderos.
Una explosión de algarabía experimenta el apacible y acogedor pueblo de San Mateo de Huanchor, ubicado en la provincia de Huarochirí, departamento de Lima, a la altura del kilómetro 94 de la Carretera Central, y por cuyo centro pasa el caudaloso río Rímac; pues ya se viven los previos de la celebración a lo grande de la tradicional fiesta de las cruces,como todos los años en el mes mayo.
Los devotos llegan a este
distrito ecológico desde diversas regiones del país y del extranjero para para
participar en las diversas actividades religiosas, agradecer a los milagrosos
santos maderos por los favores recibidos y, en muchos de los casos, cumplir con
la entrega de sus ofrecimientos para realzar la festividad.
Este lunes 29 se producirá el
encuentro de la Cruz de Huamantanga con su pueblo, y al día siguiente ocurrirá
lo propio con la Cruz de Tapo. Ya desde el mes de abril los fieles se han
preparado para brindarles el mejor recibimiento.
Ahora se espera con mucha
expectativa la llegada- el 2 de mayo- de la Santísima y milagrosa Cruz de
Matakaka (del quechua: Mata=apegado, adherido; ccacca = roca), junto a la cruz
de Dos de Mayo y la tercera más pequeña llamada El Niñito.
Pero, varios días antes del
descenso de las cruces tienen que cumplirse diversos rituales. Un acto emocionante es el pintado de los
maderos y la misa que se oficia en el mismo cerro que las alberga, desde donde
se puede observar a todo el pueblo de San Mateo. Por eso, su himno musical,
cuyo autor es un huanchurino neto: Alejandro Córdova Japay (Kiko) dice: “con
sus bracitos abiertos va cuidando a sus hijos”.
Un rol esencial lo desarrollan
los llamados Bajadores- jóvenes y adultos- quienes a pie y caballo se dirigen,
a partir del 30 de este mes, a las zonas altonandinas del distrito, como los
bellos jardines de Alaska, Nauyana, Cutay y Mancay, entre otras zonas, para
recoger- sorteando las intensas nevadas y lluvia- las hermosas flores silvestres que adornan a las
santísimas cruces: la verde Huamanripa y la blanca Huila-Huila (que parece de
pana) y el coire, nos cuenta Epifanio Córdova Japay.
Este huanchuirino, ya
octogenario, añora esa época donde él también fue uno de los entusiastas
jinetes que por más de 20 horas peinaban las altas cumbre de San Mateo y
Huarochirí con tal cometido, trar ser despedidos por la población, que agitando
banderas y banderolas verdes y blancas entonan características canciones de
aliento ante el duro trajinar que les espera, al compás del milenario
pincullo. No se dejará escuchar
igualmente la tinya y la flauta entre otros instrumentos que acompañan las
interpretaciones de las "mayoralas".
“La Laguna de Ararac, hasta donde
también llegan los Bajadores, tiene forma de corazón”, rememora Córdova y dijo
sentirse muy orgulloso de haber seguido estas costumbres que las practicaron
sus abuelos, padres, hermanos y demás parientes, así como haber contribuido a
que se mantengan con el paso del tiempo, desde los cargos dirigenciales que
desempeñó.
Es nutrida la programación
elaborada por la Hermandad de las Santísimas Cruces de Matakaka y Dos de Mayo.
La feligresía se prepara para el acto central: El 2 de mayo, pues tras
descansar en la explanada de Shactamicuna y ya luciendo sus nuevos mantos, rostros,
flores y milagros de plata, los tres maderos empezarán su desplazamiento en
hombros de sus devotos hasta su habitual capilla en Chahuallo- donada en l947
por los hermanos Santiago y Samuel Ordóñez- en medio del fuerte sonido de los
cohetes e imponentes s fuegos
artificiales de colores que resplandecen en el cielo lleno de estrellas.
Concluida la misa celebrada en la
capilla, se inicia la multitudinaria procesión de las cruces por las
principales calles de San Mateo –cuidadosamente decoradas- siempre acompañada
por la banda de músicos. A su paso, alumbrado por las velas que portan los
fieles, se siguen escuchando los aplausos, más canciones, llanto de personas
recordando a sus seres queridos difuntos.
Muchos devotos llevan la réplica
de la cruz, denominada “Niños”, que son heredados de generación en generación.
Deberán quedarse en la Iglesia Matriz, donde se oficia el acto litúrgico
principal, anunciado por el persistente repique de campanas. Después volverán a
casa de sus dueños que las seguirán adorando.
Al término de la liturgia, otro
espectáculo aparte lo constituye el mano a mano de las bandas de música en la
plaza principal, en tanto se espera la espectacular Verbena Matakaquina y la
quema de los luminosos castillos. No puede faltar el popular quemadito (lleva
azúcar quemada, huamanripa y coire con ron”. El baile social, con una de las
mejores orquestas del momento, aguarda a todo el público para que disfruten
hasta el amanecer.
En estos días de fiesta, el
mayodormo agasajará a todo aquel que visite su casa, con el tradicional chupe
verde, la patasca, la exquisita pachamanca, el cabrito en diferentes
preparaciones. En San Mateo podrá disfrutar, igualmente de otros platos típicos
como la trucha frita o en ceviche, el cuy frito, aguadito de francolina y chupe
de cushuro. Es imperdible, del mismo modo, los deliciosos tamales y humitas, el
panqueque, la chicha de jora y el agua de huacoro.
Otras familias agasajarán en
diferentes horarios a todos los devotos que se reúnan en la plaza de Armas de
San Mateo, con el reparto de bocaditos,
cócteles y otros preparados.
El 4 de mayo, las tres cruces
retornan a sus peañas a lo alto del cerro, con mucha verenación. Quienes logren
llegar hasta la cima y despedirse de los sagrados maderos regresarán al pueblo
agarrados de la mano y bailando, formando la divertida rueda huanchurina .
Las celebraciones en San Mateo
continuarán todo el mes de mayo, faltan celebrar a otras cruces como Quihuaraca
y Johoanca. No deje de visitar este distrito ecológico, donde renovará su fe y
disfrutará de su grastronomía y atractivos como la piedra muñeca o
"encantada" que representa a una mujer y su hijo. (Andina/ Teresa
Mariscal C.)
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