DE AZPITIA A SUECIA: EL PISCO HACE UN VIAJE FUERA DE SERIE
* Nuestra bebida bandera se luce en
una producción sueca que estrenó, con gran éxito, la plataforma Netflix en
Suecia.
* Natalina Gordillo, de 70 años,
recuerda aquel primer sorbo que dio a su pisco como un momento inolvidable.
Imborrable.
Cerca de tres décadas después
asegura que cosecha buenos frutos de esta experiencia, que cambió su vida y se
ha convertido en una pasión, a la que se ha entregado en cuerpo y alma.
El 2025 no pudo empezar mejor
para doña Nati, pues una botella de PiscoLogía, la marca con la que exporta su
destilado a Estados Unidos y Europa, ha aparecido en la serie policial sueca
The are murders, un fenómeno en la plataforma Netflix en Suecia.
En el episodio 4 de la primera
temporada del thriller, el policía latino Rafael Herrera recibe como obsequio
de cumpleaños de sus compañeros una botella de pisco, cuya marca es mencionada
por el personaje. En total, se hacen tres referencias.
Pero ¿cómo llegó esa botella a la
producción de Netflix? Doña Nati tiene una hipótesis. Hace unos años, su fundo,
donde vive con su esposo, Alberto Sommaruga, sirvió de locación para un
programa de cocina que se transmitía en cable.
PRODUCTORA SUECA
“[Luego de ello] Una productora
sueca que preparaba un documental sobre las cocinas enterradas del mundo –la
pachamanca por el Perú— se contactó para saber si podíamos recibir a su equipo
y al maestro pachamanquero, y, por supuesto, dijimos que sí”, cuenta al Diario
Oficial El Peruano.
La maestra destiladora agregó
que, al término de las grabaciones, los productores suecos “se interesaron en
nuestro trabajo y les contamos que producíamos pisco de manera artesanal para
exportar. Les invitamos a degustarlo y les encantó. Incluso, les obsequiamos
unas botellas”.
De esta manera, sospecha, es que
una botella de su pisco aparece –unos años después– en la serie The are
murders. Es probable que aquellos productores suecos hayan recomendado la marca
para la nueva producción sueca.
Tras la aparición, las llamadas
de felicitación no se hicieron esperar. “Ojalá que la cadena se haga más
grande, porque eso nos favorece muchísimo. Aparte de sentirme bien como
empresaria, me da la oportunidad de entrar a mercados que de otra forma no podría
porque se requieren inversiones millonarias”, comenta.
UN ESTILO DE VIDA
Retrocedamos en el tiempo. Nati
recuerda que al llegar con su esposo a Azpitia, un pintoresco pueblo del
distrito de Santa Cruz de Flores, sintió una conexión especial. Ya habían
recorrido diversas zonas de Lima en busca del lugar de sus sueños para construir
una casa que les permita estar en contacto con la naturaleza.
“Cuando llegamos era un páramo;
pero el sitio, como suele pasar con todos los que vienen a Azpitia, te cautiva.
Tú lo ves y no dejas de sentir una energía que te invade y te susurra:
‘¡Quédate, quédate!’”, asegura.
No imaginó que el pisco se
convertiría en su nuevo estilo de vida en este paraíso que se conoce como el
Balcón del Cielo, un imperturbable paisaje en el valle del río Mala.
Y así empezó todo. Nati y su
esposo trabajaron incansablemente para convertir el terreno de más de 2,500
metros cuadrados en un productivo viñedo de uvas pisqueras, que ella dirige y
cuida con esmero, al igual que todo el proceso de producción de la bebida
espirituosa para darle un sello femenino.
EL PRIMER SORBO
Nació, entonces, una bebida
artesanal con personalidad, producida y embotellada en su lugar de origen, que
simboliza la dedicación desde el viñedo hasta la transformación de la fruta en
pisco preservando las técnicas tradicionales, y, finalmente, el etiquetado a
mano (de 5,000 a 6,000 litros en un buen año). Al comienzo, la producción era
para los amigos, la familia y algunos conocidos.
“La primera vez que bebí un sorbo
de [mi] pisco fue un encuentro inolvidable porque nunca había tomado pisco
puro, siempre lo había tomado en cóctel, en algarrobina; fue un encuentro
interesantísimo”, narra. “Mi memoria sensorial empezó a rescatar de ese pisco
recuerdos de niñez, de adolescencia, de sabores que había probado. La conexión
se dio y cada vez nos fuimos interesando más en el pisco”, detalla.
LAS TRES MOSQUETERAS
El pisco –aseguró– le ha traído
muchas oportunidades y le ha permitido conocer a personas con su misma
filosofía, como las estadounidenses Meg McFarland, fundadora de PiscoLogía, y
la bartender Kami Kenna, sus socias en esta aventura pisquera.
Hace 25 años, Meg visitó por
primera vez el Perú y al llegar a Lima probó un pisco sour, “muy importante en
la cultura peruana”. “Me encantó la experiencia, el sabor del pisco y del pisco
sour; el sentarse juntos para compartirlo en familia o con buenos amigos”.
Tras quedar encandilada, pensó en
que era una buena idea venderlo en Estados Unidos y puso en marcha el plan. De
la fusión del nombre de la bebida espirituosa del Perú y de ‘logía’ surgió la
marca que está registrada en EE. UU.
Unos años después, conoció a
Natalina Gordillo y supo que era el complemento perfecto para entregar al mundo
un pisco que sea sinónimo de autenticidad, elaborado en pequeños lotes y de
manera artesanal. A este equipo se sumó Kami Kenna.
VISIBILIDAD A LAS MUJERES
De esta forma, además, dan
visibilidad a las mujeres en una industria que en el mundo está vinculada a los
hombres. Su destilado de uvas pisqueras se vende en Europa, Estados Unidos,
Canadá, Singapur, Hong Kong, y antes de la pandemia se exportaba a Japón.
Pero su trayectoria educativa la hizo dar un paso más y la motivó a crear el curso de Certificación del Pisco, que imparte de manera gratuita con sus socias, para difundir conocimientos sobre la bebida bandera del Perú.
McFarland refiere que, en el
mercado global, “hay interés en los productos de calidad”, entre los cuales
destaca el pisco, cuyo reconocimiento “está creciendo bastante”.
Sostuvo que buscan crecer “de
forma sostenible y responsable”. “El pisco no es como otros productos que
tienen una producción constante; las uvas pisqueras, con las que se elabora, se
cosechan una vez al año [marzo]. Entonces –aseveró–, la idea es venderlo a los
clientes que lo aprecian”.
“EN UNA CURVA ASCENDENTE”
La aparición de una botella de
nuestra bebida bandera en una serie sueca “significa que poco a poco se está
haciendo más popular”, afirma el embajador Gonzalo Gutiérrez, miembro fundador
de la Academia Peruana del Pisco.
“Si en Suecia, para vincular a un
personaje latino le ofrecen de regalo una botella de pisco, evidentemente
quiere decir que poco a poco se va reconociendo nuestra bebida. Y eso es
resultado de los esfuerzos que se hacen para impulsar su llegada a los mercados
internacionales”, subraya.
Para el investigador, el
reconocimiento del pisco va “en una curva ascendente y cada vez se irá haciendo
más conocido” y, en su opinión, “tenemos que hacer esfuerzos hacia adentro,
porque el consumo nacional aún es bajo en comparación con el ron o la cerveza,
por ejemplo”.
“Se debe promover el consumo, con moderación, del pisco. También, mayores esfuerzos internos para evitar la falsificación de la bebida y que en el mercado solo haya un producto auténtico, de calidad”, remarca. (El Peruano/ Jessica Olaechea Tejada)
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